Las economías
globalizadas hacen las delicias de los mercados débiles y de los pueblos
ingenuos, incluso de aquellos que se consideran muy avispados como los
paisas. Hace ya más de un lustro que en
nuestra ciudad se instaló la cadena de almacenes de construcción y decoración,
todo para el hogar, el centro del hogar, de origen chileno. Pero además en Bogotá no solo está la cadena Sodimac, también su competencia. Después aterrizó la tienda por departamentos,
Falabella que fue una novedad. Ahora han llegado otros dos, La Polar, también tienda por
departamento, y Bravísimo, cadena de
helados. Las aperturas económicas no son
novedad, pensamos que el tigre asiático que muestra su poderío por el mundo,
nos invadiría hasta los últimos rincones y las mejores esquinas de la clase
acomodada. No pensamos que el país del
sur, vendría cual dragón. Ahora será más
fácil, pues antes de firmar el Tratado de Libre Comercio con el país de norte,
tan ansiado y luchado por algunos, se firmó sin mucho escándalo y sin mucha
dificultad el TLC con Chile. Lo
paradójico es que esta relación que es de vieja data, parecía ir en otra
dirección hasta hace unos pocos años.
Chile se convirtió en la opción para muchos colombianos. Opción para ir de vacaciones, para vivir,
para estudiar, para trabajar, para hacer negocios, y también para encontrar el
amor al paso, como le pasó a algunas jóvenes.
Los chilenos asombrados se preguntaban qué vienen a hacer tantos colombianos
aquí. Incluso asombraba que no solo se
radicarán en la capital sino también en algunas ciudades de regiones, y que con
la diversidad que ofrece Chile, eso sea sinónimo de ambientes extremos. Recuerdo una vez que en la zona franca de Iquique
una mujer que atendía un almacén se sorprendió de mi acento, o mejor de mi
color de piel, pues según ella todas las colombianas eran negras. Así fue como averiguando supe que existía una
cierta ruta migratoria por el pacífico, barcos procedentes de Buenaventura
arriban a varias ciudades del sur.
Los flujos en todo
caso son diversos y por estos días es imposible omitir el comentario sobre la
derecha hermandad de los gobiernos, y la correspondiente resistencia de los
pueblos. Así mientras el presidente
anunciaba que se adoptaría entre otros el modelo educativo, los estudiantes
colombianos no solo apoyaban en movimiento chileno en contra del nefasto y
excluyente sistema educativos, sino que armaron un propio movimiento en contra
del proyecto de la ley de educación.
Estas luchas fundamentales ya han logrado instalar un discurso y
concientizar a un segmento de la población que aparecía tranquilo con el
tema. A riesgo de juicios diré que el
pueblo chileno y el colombiano llevan años de hermandad, de lo cual soy testigo
privilegiada, y en general han sido relaciones de mutua ganancia. Pero a este ritmo, solo faltará un chichinero
en Junín y pasar del pues al poh, para decir que Colombia se chilenizó.
Excelente crónica. Definitivamente se trata de una invasión capitalista... Un modelo liberal que esta instalado en Chile desde el siglo XIX.
ResponderEliminarPor si quedaran dudas ahora Aires es LAN y Casa ideas abrió local en Bogotá.
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